Es común que, ante una variedad tan amplia de productos de higiene destinados a la desinfección, puedan darse confusiones entre estos términos. Esto es algo normal, ya que ambos tipos de productos tienen como finalidad la desinfección.
Sin embargo, los antisépticos y los desinfectantes tienen aplicaciones distintas y es conveniente saber en qué circunstancias deben aplicarse unos y otros.
Desde que en marzo de 2020 la pandemia de coronavirus hizo irrupción con fuerza a nivel mundial, han proliferado en el mercado un gran número de productos destinados a la desinfección de manos, ropa, objetos, suelos, mobiliario, superficies, etc.
La principal diferencia entre antisépticos y desinfectantes reside en los usos y aplicaciones para los que están destinados cada uno de ellos. A continuación, te contamos cuáles son.
Antisépticos
Los antisépticos son productos químicos de uso tópico. Esto quiere decir que están destinados para ser aplicados directamente sobre tejidos vivos, fundamentalmente sobre la piel.
Se emplean para desinfectar y eliminar de la piel bacterias, virus, hongos y otros microorganismos.
Los geles antisépticos han adquirido una gran importancia en la prevención del COVID-19, puesto que una de las principales vías de contagio es mediante el contacto.
Desde el comienzo de la pandemia, las autoridades sanitarias vienen haciendo hincapié en la importancia del lavado y desinfección constante de las manos para así eliminar la posible presencia de virus.
Los antisépticos, autorizados como virucidas por el Ministerio de Sanidad, permiten la desinfección de las manos en cualquier situación y sin necesidad de agua, situándose así como una de las mejores herramientas para combatir el coronavirus.
Desinfectantes
Comúnmente muchas personas llaman, a los antisépticos, “desinfectantes de manos”. Sin embargo, los desinfectantes son productos químicos que se usan para la desinfección de superficies y objetos no vivos.
Al no estar diseñados para aplicarse sobre tejidos vivos, debe evitarse siempre su contacto con la piel, ya que podría causar irritaciones o producir intoxicaciones en caso de inhalarlos o ingerirlos.
Cada vez es posible encontrar un número mayor de desinfectantes diseñados específicamente para actuar sobre un material o superficie concreto, de manera que garanticen un rendimiento óptimo sin causar daños ni desgastes.
Principalmente, se utilizan para la desinfección de:
- Superficies: encimeras, cristales, mesas, suelos…
- Objetos: pantallas, teclados, ratones, electrodomésticos, equipos de oficina, etc.
- Mobiliario: armarios, sillas, butacas, sofás, pomos y puertas.
El virus del COVID-19 puede permanecer durante largos periodos de tiempo en superficies que, si no se desinfectan constantemente, pueden ser focos de contagio. Por este motivo, los desinfectantes también han adquirido una gran importancia para la prevención del virus en el último año.
Los entornos en los que se usan los desinfectantes van desde viviendas particulares hasta oficinas, comercios, centros educativos, gimnasios o centros sanitarios.
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