El término tarima flotante, parqué y suelo laminado son conceptos normalmente confundidos. Una tarima flotante consiste en un pavimento de parqué que no va pegado al suelo sino que se trata de una instalación flotante.
Aunque hoy día estos suelos han sido tratados anteriormente, es importante saber cómo limpiar una tarima flotante si nos hacemos con una superficie de este tipo.
Consejos para limpiar una tarima flotante
Los cuidados a la hora de fregar deben ser particulares. Saber qué productos de limpieza usar y cómo emplearlos para fregar nuestra tarima flotante es fundamental. Con esto conseguiremos que nuestro suelo parezca nuevo y evitaremos que se desgaste antes de lo debido.
- Retirada de polvo y partículas pequeñas. El primer paso sería la eliminación de polvo y pelusas. Para ello podemos usar un cepillo, aspiradora o robot de limpieza. Lo importante es que estos residuos queden retirados. El uso de mopas también se recomienda, ya que permitirá una superficie brillante por más tiempo.
- Fregar la tarima flotante. Para nuestra tarima debemos usar algún producto de limpieza especial para madera y agua caliente. Si no disponemos de ninguna aleación jabonosa podemos usar vinagre de manzana. La fregona debe estar bien escurrida para evitar que nuestro suelo sufra demasiada humedad.
- Dirección de la fregona. Se recomienda la limpieza en dirección a las láminas de madera. Nuestro suelo dispone de juntas, entre los listones de madera, por las cuales no queremos que se filtre agua.
- Ventilación de la estancia. Por último se sugiere la ventilación de la estancia durante unos minutos para facilitar el secado.
Recomendaciones para su durabilidad
Además de conocer la limpieza de una tarima flotante, podemos tomar ciertas medidas para que nos dure muchos años.
En primer lugar intentar no arrastrar muebles pesados. En caso de que sea totalmente necesario, conviene usar protectores en las patas de las mesas y sillas. Se trata de almohadillas adhesivas que se colocan en las extremidades de los muebles y evitan el rayamiento de nuestro suelo.
El uso de zapatos de suela dura o tacones puede dañar también el suelo quedando rayado.
Es recomendable intentar que el sol no incida directamente sobre nuestra tarima. Si es inevitable que el sol se filtre hacia nuestro suelo, podemos colocar cortinas y cerrar persianas. La luz solar puede decolorar superficies y objetos.