Si hay un espacio en nuestros hogares donde la desinfección es fundamental, ese es la cocina. En ella preparamos, manipulamos y conservamos alimentos que posteriormente consumimos y pasan a nuestro sistema digestivo, por lo que las condiciones de higiene en las que tengan lugar estos procesos han de ser óptimas, para así evitar contaminaciones que puedan tener efectos negativos sobre la salud.
En este punto conviene incidir en la diferencia que existe entre limpiar y desinfectar un espacio. Una limpieza consiste en eliminar la suciedad superficial, como las manchas y el polvo acumulado. Sin embargo, la desinfección va más allá, ya que con ella se busca eliminar cualquier presencia de microorganismos, especialmente bacterias, hongos y virus.
En cualquier cocina hay una serie de elementos claves cuya desinfección es imprescindible para conservar un adecuado nivel de higiene, que no solo se traducirá en un espacio más agradable sino también en una mayor seguridad para la salud de las personas que viven y comen en la casa.
ENCIMERA
Para comenzar, mejor hacerlo por el espacio más utilizado de cualquier cocina: la encimera. Por ella pasan, a diario, prácticamente todos los alimentos que se preparan y consumen a lo largo del día. Además, también es el lugar en el que se apoyan un buen número de cubiertos, platos y utensilios de cocina como ollas, sartenes, tablas de corte, etc.
Si queremos, cada vez que vayamos a hacer uno de ella, tener la certeza de que lo hacemos con seguridad y buenas condiciones de higiene, conviene llevar a cabo su desinfección tras cada una de las veces que hagamos uso de ella. Para ello, el mejor método es usar un producto desinfectante específico o bien una solución de agua y lejía.
FREGADERO
Cada vez que usamos el fregadero, parte de la suciedad de la vajilla y los utensilios que hemos fregado queda adherida a él. Si no se desinfecta de manera constante y la suciedad se acumula, puede llegar a convertirse en un importante foco de infección y de proliferación de microbios.
Límpialo a fondo con agua y jabón (también puedes usar vinagre) y no te olvides de lavar también, al menos una vez por semana, el filtro del desagüe.
DESPENSA
En la despensa y los armarios de la cocina, a diferencia de en el resto de la casa, no solo se acumulan el polvo y las pelusas. Poco a poco, van quedando en ellos migas y otros restos de alimentos que pueden atraer tanto a insectos como a todo tipo de gérmenes.
Para evitarlo, despéjalos por completo y aspira a fondo cada una de las baldas. Una vez que hayas retirado cualquier resto que pudiese haber sobre ellas, pásales un paño mojado en una solución de agua y lejía para asegurar que queden desinfectados.
TRAPOS
Si no se mantienen las medidas de higiene adecuadas, los expertos afirman que los trapos de cocina pueden convertirse en el paraíso de las bacterias. Esto no solo incluye a los trapos, sino también a las bayetas y estropajos que utilizamos para fregar.
Los trapos y paños de cocina suelen estar mojados y, a menudo, también calientes, condiciones que favorecen la proliferación de bacterias como el e.coli. La mejor medida para evitarlo es lavarlos frecuentemente con agua muy caliente y desecharlos cada poco tiempo.
CUBO DE BASURA
Por razones obvias, el cubo de basura es probablemente el elemento en el que más fácilmente pueda acumularse la suciedad, convirtiéndose en uno de los principales focos de gérmenes de la cocina. Para que esto no ocurra, la principal medida a tomar es limpiarlo y desinfectarlo continuamente. Cuanto más, mejor.
Aprovecha, al menos un par de veces por semana, cuando retires la bolsa de basura y antes de colocar la siguiente, para limpiar tanto su interior como el exterior con un buen desinfectante o, a falta de él, agua y lejía.